Resumen del informe de país sobre Hungría 2024

Resumen

El Informe de País de la Comisión Europea sobre Hungría 2024 ofrece un análisis exhaustivo del desempeño económico, la salud fiscal y los desafíos estructurales del país en el marco del Semestre Europeo. Tras una contracción del 0,9 % en 2023, se proyecta que la economía húngara se recupere con tasas de crecimiento del 2,4 % en 2024 y del 3,5 % en 2025. A pesar de la recesión económica, los niveles de empleo se mantuvieron estables y la tasa de empleo continuó superando la media de la UE, lo que indica resiliencia en el mercado laboral.

En los últimos años, las políticas económicas expansivas, que incluyen recortes de impuestos, aumentos de pensiones y topes de precios y tipos de interés, han impulsado el consumo de los hogares. Sin embargo, estas medidas también han contribuido a vulnerabilidades significativas, como grandes déficits por cuenta corriente y presupuestarios, y un aumento de las presiones inflacionarias. Los programas de préstamos subvencionados han generado distorsiones en el mercado inmobiliario sin mejoras sustanciales en la productividad, mientras que las frecuentes intervenciones en el mercado crediticio han impedido la transmisión efectiva de la política monetaria.

La eliminación de los topes de precios a finales de 2022 provocó un aumento repentino de la inflación, que alcanzó una media anual del 17 % en 2023, la más alta de la UE. Desde entonces, las medidas restrictivas de política monetaria han reducido la inflación por debajo del 4 % a principios de 2024, aunque la inflación subyacente se mantiene elevada, en el 6,5 % a marzo de 2024. El crecimiento de los salarios nominales ha persistido, impulsado por un mercado laboral ajustado y aumentos significativos del salario mínimo. La balanza por cuenta corriente mejoró, pasando de un déficit del 8,3 % del PIB en 2022 a un superávit del 0,3 % en 2023, debido principalmente a la disminución de los precios de importación de energía y a la menor demanda de importaciones.

Hungría continúa enfrentándose a vulnerabilidades relacionadas con las necesidades de financiación externa y pública. Un análisis exhaustivo realizado como parte del procedimiento de desequilibrio macroeconómico puso de manifiesto que, a pesar de algunas mejoras en el entorno externo, el progreso de las políticas ha sido limitado, lo que ha dejado a Hungría vulnerable a perturbaciones tanto externas como internas. El déficit presupuestario sigue siendo un desafío significativo, con los ingresos fiscales erosionados por recortes fiscales previos y los elevados niveles de gasto mantenidos desde la pandemia. El gasto en intereses ha aumentado considerablemente, del 2,2 % del PIB en 2019 al 4,7 % en 2023, lo que sitúa los costes del servicio de la deuda de Hungría entre los más elevados de la UE. El déficit presupuestario de 2023 superó el objetivo del gobierno, alcanzando el 6,7 % del PIB. Sin medidas adicionales, se prevé que el déficit se mantenga elevado, en el 5,4 % en 2024 y el 4,5 % en 2025, lo que podría frenar los esfuerzos de reducción de la deuda.

Los beneficios del crecimiento económico se han distribuido de forma desigual. La remuneración de los empleados ha crecido a un ritmo más lento que la renta nacional, y las transferencias sociales como porcentaje del PIB son bajas en comparación con la media de la UE. La alta inflación ha erosionado el valor real de las prestaciones sociales y familiares, y la capacidad del sistema fiscal y de prestaciones para reducir las desigualdades sigue siendo limitada. En 2023, el consumo individual real per cápita se situó en el 68 % de la media de la UE, el segundo más bajo de la UE, lo que indica un deterioro del bienestar material.

Los desafíos estructurales siguen impidiendo el crecimiento de la productividad. La economía húngara está fuertemente integrada en las cadenas de valor globales, participando principalmente en actividades de ensamblaje que requieren mucha mano de obra y energía, pero que aportan un valor limitado. Las políticas destinadas a reducir los costes de producción han reforzado esta especialización, atrayendo inversión en sectores sensibles a los costes y con un alto consumo energético. Si bien la inversión en maquinaria y equipo es elevada, la inversión en propiedad intelectual se mantiene por debajo de la media de la UE. El volumen de inversión extranjera directa entrante ha disminuido en la última década, lo que refleja el deterioro del entorno empresarial y una transición hacia la propiedad nacional en los servicios públicos.

La política energética presenta desafíos adicionales. El gas sigue desempeñando un papel importante en la matriz energética de Hungría, y la dependencia del suministro de electricidad extranjera sigue siendo considerable. El borrador actualizado del plan nacional de energía y clima describe objetivos ambiciosos para mejorar la interconexión energética, pero carece de medidas específicas para mejorar la eficiencia energética, la seguridad y la adopción de energías renovables. La dependencia de los combustibles fósiles importados, en particular de Rusia, sigue siendo alta, y el progreso para reducirla ha sido lento.

En resumen, si bien la economía húngara está lista para la recuperación, persisten desafíos importantes. Abordar las vulnerabilidades fiscales, mejorar los sistemas de protección social e implementar reformas estructurales para impulsar la productividad y la eficiencia energética son cruciales para garantizar un crecimiento económico sostenible e inclusivo.

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