Resumen del informe de país sobre España 2023

Resumen

El Informe de País sobre España 2023 de la Comisión Europea ofrece un análisis exhaustivo del desempeño económico del país, la dinámica del mercado laboral, las tendencias inflacionarias, la solidez fiscal y el impacto de las perturbaciones externas, especialmente en el contexto de las tensiones geopolíticas actuales.

En 2022, la economía española mostró resiliencia en medio de la incertidumbre global, alcanzando un crecimiento del PIB real del 5,5 %. Esta expansión se debió principalmente a la robusta demanda externa, en particular a un repunte significativo del turismo internacional, y al dinamismo del consumo privado. Este último se vio impulsado por un mercado laboral sólido y medidas de apoyo fiscal. Sin embargo, surgieron desafíos en la segunda mitad del año, con la disminución del poder adquisitivo, el endurecimiento de las condiciones financieras y la intensificación de la incertidumbre económica, lo que afectó negativamente al gasto privado, especialmente entre los hogares vulnerables y de bajos ingresos.

El mercado laboral mostró una notable fortaleza, con un crecimiento del empleo del 3,1 % en 2022, superando los niveles prepandemia y alcanzando casi el 70 % de la población en edad laboral, aunque aún por debajo de la media de la UE. La implementación de la reforma del mercado laboral de 2021 contribuyó a una disminución constante del empleo temporal en el sector privado, en un contexto de continua creación de empleo. En consecuencia, la tasa de desempleo descendió al 12,9 %, la más baja desde 2008. No obstante, sigue siendo casi el doble de la media de la UE, con problemas estructurales persistentes, como el elevado desempleo juvenil y de larga duración, y una alta prevalencia de contratos temporales en el sector público.

A pesar del moderado crecimiento salarial nominal del 2,9 % en 2022, la elevada inflación provocó una caída sustancial de los salarios reales del 5 %. El shock energético, transmitido principalmente a través de los precios de importación, influyó significativamente en el panorama inflacionario de España. Aunque el país tuvo una exposición directa limitada a las interrupciones del suministro, su considerable dependencia de los mercados energéticos internacionales lo hizo vulnerable. El aumento repentino de los precios de la energía impulsó la inflación del Índice de Precios al Consumo Armonizado (IPCA) a un promedio del 8,3 % en 2022, alcanzando su punto máximo durante los meses de verano. Si bien la inflación energética comenzó a disminuir en la segunda mitad del año, la inflación subyacente, en particular en productos alimenticios y servicios de hostelería, se aceleró, lo que provocó un aumento de los precios al consumo.

La competitividad de España se mantuvo sólida a pesar del shock energético. El significativo deterioro de los términos de intercambio se vio compensado por las ganancias de productividad laboral y los moderados aumentos salariales, lo que contribuyó a mantener la competitividad de costes. Además, los beneficios unitarios experimentaron una fuerte recuperación. El desempeño exportador del país fue notablemente positivo, impulsado por el resurgimiento del turismo internacional, lo que permitió a España recuperar cuota de mercado global.

En el ámbito fiscal, el déficit continuó disminuyendo a pesar de las importantes medidas gubernamentales destinadas a mitigar el impacto de los elevados precios de la energía. En 2022, el coste estimado de estas medidas ascendió al 1,6 % del PIB, destinándose tan solo el 0,5 % del PIB a apoyos específicos para empresas y hogares vulnerables. No obstante, un aumento de dos dígitos en la recaudación fiscal compensó el impacto fiscal de estas intervenciones, reduciendo el déficit fiscal del 6,9 % del PIB en 2021 al 4,8 % en 2022. La ratio de deuda/PIB también disminuyó del 118,3 % en 2021 al 113,2 % en 2022, impulsada por un sólido crecimiento del PIB nominal.

De cara al futuro, se proyecta una expansión de la economía del 1,9 % en 2023. Entre los posibles riesgos a la baja se incluyen el endurecimiento prolongado de las condiciones financieras y nuevas perturbaciones en los mercados energéticos. No obstante, se espera que el crecimiento del PIB se acelere gradualmente a lo largo del año, impulsado por un mayor consumo privado y la continua normalización del turismo. Se prevé que la aplicación del Plan de Recuperación y Resiliencia, junto con los programas de política de cohesión, impulse el crecimiento de la inversión. Se proyecta que una creación moderada de empleo impulse los ingresos de los hogares, mientras que se espera una moderación de la inflación, contribuyendo así a la recuperación de los salarios reales.

En resumen, la economía española ha demostrado una resiliencia significativa frente a las perturbaciones externas y los desafíos internos. Si bien se han logrado avances notables en áreas como el empleo y la consolidación fiscal, los problemas estructurales persistentes, como las altas tasas de desempleo y las presiones inflacionistas, requieren una atención política continua para garantizar un crecimiento económico sostenible e inclusivo.

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