Resumen del informe de país sobre Eslovenia 2023

Resumen

El Informe de País de la Comisión Europea sobre Eslovenia 2023 ofrece una evaluación detallada de la trayectoria económica del país, destacando tanto su sólido desempeño en los últimos años como los crecientes desafíos estructurales que podrían limitar el crecimiento futuro. En 2022, la economía eslovena creció un impresionante 5,4%, demostrando su resiliencia ante la incertidumbre mundial y las perturbaciones económicas tras la guerra de Rusia en Ucrania. Este sólido crecimiento se vio impulsado en gran medida por el aumento del gasto de consumo, el incremento de la actividad inversora y el impacto residual de las medidas de apoyo fiscal. Sin embargo, dado que la inflación mundial persiste y la demanda externa se modera, se prevé una desaceleración del impulso económico. Las proyecciones para 2023 y 2024 anticipan tasas de crecimiento más moderadas, del 1,2% y el 2,2%, respectivamente, lo que refleja tanto las limitaciones internas como un entorno internacional cada vez más complejo.

La inflación se disparó al 9,3 % en 2022, y si bien esto se debió en parte a la volatilidad de los precios de la energía, la inflación subyacente también aumentó significativamente, alcanzando un promedio del 6,8 %. La posición exterior de Eslovenia también ha experimentado un cambio. Si bien el país históricamente había mantenido un superávit por cuenta corriente, este se ha debilitado considerablemente, con un deterioro de la balanza comercial —excluyendo la energía— de más de seis puntos porcentuales del PIB desde 2019. Aun así, Eslovenia sigue siendo una economía dinámica y diversificada, orientada a la exportación. Su desempeño exportador en 2022 se vio impulsado por una expansión de las reexportaciones y una mayor cuota de mercado, lo que contribuyó a mitigar el impacto del entorno externo. Cabe destacar que, paradójicamente, el comercio con Rusia se expandió durante el mismo período, principalmente debido a las exportaciones farmacéuticas (exentas de sanciones) y al aumento de las importaciones de energía.

La dependencia energética sigue presentando desafíos tanto a corto plazo como estructurales. Eslovenia logró avances notables en la reducción de su dependencia del gas natural ruso mediante la diversificación de sus proveedores de energía. Sin embargo, las industrias con un uso intensivo de gas, como la química, la papelera y la metalúrgica (que emplean al 4,5% de la fuerza laboral), sufrieron los altos costos de los insumos. Las intervenciones gubernamentales ayudaron a mitigar el impacto del aumento de los precios de la energía tanto en los consumidores como en las empresas, preservando la estabilidad social y económica. El sector bancario del país también siguió siendo un pilar fundamental. Los bancos eslovenos han reportado consistentemente una sólida rentabilidad, con una rentabilidad sobre el capital superior al 9% desde 2017. El ratio de adecuación de capital disminuyó ligeramente en 2022, situándose justo por debajo de la media de la UE, pero la proporción de préstamos morosos mejoró hasta el 1,9%, en línea con las normas europeas.

A pesar de su resiliente sistema bancario, los mercados de capitales de Eslovenia siguen estando subdesarrollados y con poca liquidez en comparación con los estándares de la UE. Las empresas eslovenas aún dependen en gran medida de la financiación bancaria, mientras que el acceso a la financiación del mercado de capitales sigue siendo limitado. La Bolsa de Valores de Liubliana se caracteriza por un bajo volumen de negociación y una mínima presencia de inversores institucionales. Las compañías de seguros, en su mayoría estatales, destinan una proporción mucho menor de sus inversiones a renta variable en comparación con sus homólogas de la OCDE, lo que reduce aún más la profundidad del mercado y la confianza de los inversores. Este subdesarrollo supone una barrera para la diversificación financiera y la inversión a largo plazo, especialmente para las empresas innovadoras y orientadas al crecimiento.

La política fiscal en Eslovenia ha entrado en una nueva fase, tras la eliminación gradual de las medidas de apoyo relacionadas con la COVID-19 y las intervenciones temporales relacionadas con la crisis energética. El déficit de las administraciones públicas se redujo del 4,6 % del PIB en 2021 al 3,0 % en 2022, reflejo tanto del crecimiento de los ingresos como de la reducción de los gastos extraordinarios. El gobierno implementó políticas de ayuda específicas para amortiguar el impacto de la inflación y los picos de precios de la energía, pero la consolidación fiscal más amplia se vio respaldada por la vuelta a una actividad económica más normalizada. Mantener esta trayectoria requerirá una gestión cuidadosa, especialmente ante la persistencia de las incertidumbres relacionadas con los precios de la energía, la inflación y el comercio mundial.

En resumen, la economía de Eslovenia ha demostrado ser adaptable y resiliente, basada en sólidos fundamentos como la diversificación de las exportaciones y un sistema bancario estable. Sin embargo, se encuentra actualmente en una encrucijada. La inflación, la vulnerabilidad energética y una infraestructura de mercado de capitales débil presentan desafíos críticos que podrían obstaculizar el crecimiento y la resiliencia a largo plazo. Para afrontar con éxito este entorno, Eslovenia deberá implementar reformas estructurales que profundicen sus mercados financieros, mejoren la seguridad energética y fomenten una mayor diversificación económica. Mediante políticas estratégicas y una gobernanza fiscal prudente, el país puede consolidar sus recientes avances y mantener su convergencia con las economías más avanzadas de la UE.

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