El Informe de País de la Comisión Europea sobre Chipre 2023 ofrece un análisis exhaustivo del rendimiento económico, la salud fiscal y los desafíos estructurales del país en el marco del Semestre Europeo. En 2022, la economía chipriota demostró resiliencia, alcanzando un crecimiento del PIB real del 5,6 %, superando la media de la UE. Este sólido rendimiento se vio impulsado por el fuerte consumo de los hogares, el aumento del empleo y la exitosa diversificación del sector turístico, que alcanzó aproximadamente el 90 % de los niveles de ingresos previos a la pandemia. Sin embargo, se prevé que el crecimiento se modere al 2,3 % en 2023 y al 2,7 % en 2024 debido a la desaceleración económica mundial prevista, la persistencia de los altos precios y el endurecimiento de las políticas monetarias.
La economía chipriota ha ido evolucionando gradualmente hacia sectores de mayor valor añadido, con un impulso creciente de los servicios no turísticos, como las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y los servicios profesionales. Estos sectores han aumentado su participación en las exportaciones totales de servicios del 51 % en el período 2016-2019 al 64 % en 2022, reduciendo la dependencia de la economía del turismo. A pesar de este progreso, los niveles de inversión se mantienen por debajo de la media de la UE, con una concentración significativa en vivienda y equipos de transporte. Las inversiones destinadas a mejorar la productividad, como la investigación y el desarrollo, siguen siendo limitadas, y la productividad laboral se sitúa en el 85,8 % de la media de la UE.
Chipre sigue enfrentándose a desequilibrios macroeconómicos, especialmente relacionados con los elevados niveles de deuda privada, pública y externa. Si bien la deuda del sector privado ha disminuido desde 2015, se mantiene elevada, en parte debido a la presencia de entidades con fines específicos (EFE) que inflan las cifras de deuda sin afectar significativamente a la economía nacional. El déficit por cuenta corriente se amplió hasta el 9,1 % del PIB en 2022, impulsado por los altos precios de la energía y la robusta demanda interna. Si bien se espera una mejora gradual, sigue siendo un motivo de preocupación para la sostenibilidad externa.
La posición fiscal del gobierno se ha fortalecido, con un superávit general del 2,7 % del PIB en 2022 y un superávit proyectado del 2,9 % en 2024. La deuda pública disminuyó del 85,6 % del PIB en 2022 al 77,3 % en 2023, y se prevén nuevas reducciones. Sin embargo, persisten dificultades para orientar eficazmente las medidas de apoyo energético, ya que muchas no incentivan la conservación de energía ni están dirigidas específicamente a los hogares vulnerables.
La implementación del Plan de Recuperación y Resiliencia (PRR) de Chipre, incluido el capítulo REPowerEU, es crucial para abordar los desafíos estructurales y promover el crecimiento sostenible. El plan se centra en la diversificación de la economía, la mejora de la eficiencia energética y la aceleración de las transiciones verde y digital. No obstante, los retrasos en la implementación de reformas e inversiones plantean riesgos para el logro de los objetivos del plan antes de la fecha límite de 2026.
En resumen, si bien Chipre ha logrado avances notables en la diversificación económica y la consolidación fiscal, persisten importantes desafíos. Abordar los desequilibrios macroeconómicos, mejorar la productividad e implementar eficazmente reformas estructurales son esenciales para garantizar la resiliencia económica a largo plazo y la convergencia con las normas de la UE.
Conectează-te pentru a adăuga un comentariu!
No se agregaron comentarios.